Todos somos conscientes de la importancia de fomentar la integración de la prevención de riesgos laborales en las distintas áreas, funciones y procesos de la empresa. Desde varios ámbitos se nos recuerda y se nos dan pistas para realizarlo, como el marco legislativo, con la Ley 54/2003, o el Plan Estratégico de Seguridad y Salud en el Trabajo 2007-2012, aunque normalmente solemos encontrarnos con obstáculos a la hora de llevarlo a la práctica.
A continuación te proponemos 7 ideas para implantar una política preventiva integradora y que tenga en cuenta a todos los implicados:
Definir explícitamente las funciones en prevención de riesgos laborales en las descripciones de cada puesto de trabajo y que todos los empleados las conozcan.
Definir al menos un objetivo para la cadena de mando relacionado con sus funciones materia preventiva, involucrando personalmente a cada persona con responsabilidad en seguridad y salud.
Implantar un procedimiento de inspecciones de seguridad periódicas y rotativas, en las que participe la Dirección. Si se realizan otras revisiones en otros ámbitos, incluir aspectos de seguridad y salud.
Establecer una sistemática de charlas informales de formación/información periódicas en temas de seguridad y salud impartidas por distintos miembros de cada departamento. Se buscarán temas de interés para cada área o departamento y se encargará cada tema a una o varias personas que impartirán la charla, según sus conocimientos.
Implantar una sistemática por la que los empleados puedan comunicar por una vía formal situaciones de riesgo real o potencial o mejoras preventivas, tanto de infraestructuras como procedimientos o procesos. Lo importante en sí no es que haya sugerencias, la clave es que haya una respuesta y un seguimiento de forma que los empleados perciban el interés por ellas, por lo que el proceso se retroalimentará solo.
En la Coordinación de las Actividades Empresariales, involucrar en el proceso a los responsables de los contratos, y no solo a los departamentos de prevención de las distintas empresas. De esta forma, las exigencias de prevención irán unidas a la realización de los trabajos y no serán dos líneas paralelas.
Fomentar el GEMBA. Permitir a los empleados la identificación de los riesgos de alguna tarea concreta que realicen o supervisen en el mismo lugar de trabajo y hagan una propuesta de medidas preventivas. Esto ayudará y puede servir de base al técnico de prevención para la realización de la evaluación de riesgos de ese puesto de trabajo teniendo en cuenta así los conocimientos del trabajador o mando directo, que en muchas ocasiones son la mejor fuente.
Son los pequeños detalles los que nos dicen el nivel de “avance” de la cultura preventiva. Una reunión de la Dirección en la que se trata como orden del día los últimos accidentes acaecidos o el número de propuestas realizadas por los propios empleados, dice mucho.
Involucra e identifica acciones que de forma periódica permitan a todos las partes aportar en la medida de sus posibilidades. No te olvides de la Dirección. Porque muchas veces son los pequeños gestos los que permiten hacer grandes cosas.