Realizar tu trabajo con una aparente falta de esfuerzo crea la percepción de dominio y autoridad.
Por eso, no deberías hacer que tu trabajo parezca difícil o complicado.
Dicho de otra forma.
Hacer lo que hacemos a menudo lo es. Fácil.
A lo que me refiero es a por qué NO quieres que los demás lo vean de esa manera. Difícil.
Pau Casals, uno de los mejores violonchelistas de todos los tiempos dijo: «La técnica más perfecta es la que no se nota en absoluto».
Y un ejemplo de eso es (era) Roger Federer.
Usa toda su habilidad y fuerza en cada punto para destrozar a su rival en 3 ó 4 golpes. Pero parece que flota mientras se mueve por la pista y la pelota va y viene donde él quiere. Elegante. Con estilo. Sin esfuerzo.
Como si para ganar 20 grand slams solo necesitara desearlo, quererlo. Sin una gota de sudor.
Lo veías y decías, «eso es fácil. Mañana lo hago mañana mismo».
Te comprabas una raqueta y 2 botes de pelotas de tenis en el Decathlon para jugar con tu colega, y al final de la sesión habías estado un 80% del tiempo agachado cogiendo las pelotitas.
Así era Roger. Machacaba a sus rivales en la pista de tal forma que sus rivales, al acabar el partido, solo les quedaba felicitarle por aquella clase impartida y pedirle un autógrafo.
Las cosas geniales que haces que te diferencian del resto, debes hacer que parezcan como algo que cualquiera podría hacer: fáciles y divertidas.
El verdadero esfuerzo y habilidad debe permanecer oculto.
¿Por qué te cuento esto?