¿Es realmente la prevención de riesgos laborales un factor clave para la competitividad de las empresas? ¿Cómo afrontar este enfoque cuándo según la encuesta de Benchmarking de Buenas Prácticas y PRL de Fundación para la PRL la mayoría de empresarios españoles consideran la prevención como un freno para la productividad y una disciplina de costes elevados?
En el pasado ORP, que tuvo lugar en Zaragoza, bajo el lema de “La prevención en la empresa del siglo XXI: un factor clave de competitividad”, lo que demuestra la preocupación de los profesionales del sector por hacer una prevención de calidad que ayude a las empresas a ser mejores y obtener mejores resultados.
Que es un camino laroEs, eso seguro. Ahora bien, desde nuestro punto de vista, desarrollar una estrategia preventiva competitiva pasa por los siguientes puntos:
La miopía preventiva reduce drásticamente la productividad. Trabajar, ya sea de forma consciente, o inconsciente, con ciertos niveles de riesgo, hará que tarde o temprano el accidente o la desgracia ocurra. Una cultura preventiva permisiva con el riesgo, es la primera causa de los accidentes. Actitudes poco responsables de dirigentes, empresarios o trabajadores, son el principal peligro al que nos enfrentamos los técnicos y profesionales. Declaraciones como la del Primer Ministro turco durante el pasado mes de mayo, en el que calificaba el accidente en una mina en la que murieron 400 personas como “algo ordinario” o afirmar que “morir es parte del destino de este oficio”, son actos llenos de irresponsabilidad.
Una mayor preocupación por los empleados se traduce en mejores resultados. Afirmar lo contrario es negar la mayor. Estudios ya realizados en el siglo XX (ver efecto Hawthorne) ponen de manifiesto que implementar medidas orientadas a mejorar las condiciones de trabajo, se traducen mejoras de la productividad. No en vano, sólo hay que observar el alto grado de correlación existente entre el ranking de empresas en el Fortune 500 y Best Place to Work.
No siempre es posible medir el ROI preventivo. Cada vez más, los activos intangibles de las empresas tienen un mayor porcentaje de contribución en la ventaja competitiva de las empresas. Resulta casi imposible evaluar por separado cada una de las acciones que contribuyen a mejorar la productividad, ya que la prevención de riesgos laborales tiende a ser una disciplina integradora.
Por eso, el futuro de la prevención pasa por desarrollar capacidades para competir en flexibilidad y eficiencia ante los cambios del entorno, más que en justificaciones económicas. La prevención del siglo XXI debe ir orientada a gestionar la incertidumbre, lo que implica dotar a los empleados del conocimiento y actitudes necesarias para que sean capaces de responder ante los riesgos de forma proactiva.
Bajo el principio innegociable de “0 accidentes”, debemos tener la visión de que es necesario implementar estrategias basadas en la integración de la seguridad y salud en los ámbitos laboral y personal. Porque la clave de la competitividad de las organizaciones pasa por tener personas motivadas, formadas, sanas y saludables.